jueves, 31 de julio de 2008

La Situación Nacional de Bolivia


La Situación Nacional de Bolivia


La actual crisis que atraviesa nuestro país, no se puede entender a plenitud si no se identifica claramente a los actores de la misma.

Por un lado se encuentran los autodenominados “media luna” o también denominada por el gobierno y por varias organizaciones políticas y sindicales como “oligarquía cruceña”, que esta compuesta por banqueros que a su vez son industriales, dueños de los medios de comunicación, grandes comerciantes y terratenientes, ligados al mercado exterior y por ende con lazos con el imperialismo, principalmente yanqui. Tratándose entonces de la burguesa compradora existente en nuestro país.

Esta clase implementó y dirigió, la aplicación del modelo de libre mercado o “neoliberalismo” en el país que le permitió triplicar sus ingresos, gracias al saqueo de los recursos naturales por parte del imperialismo y a la profundización de la explotación semifeudal en el campo.

Por ello tiene el respaldo del imperialismo principalmente yanqui, para la aplicación de sus proyectos políticos.

Luego de la llegada de Evo Morales al gobierno, estos sectores han levantado las banderas de las “autonomías departamentales” para así tener el control regional de los recursos naturales en los departamentos de Santa Cruz, Beni, Pando y Tarija. Con el pretexto de luchar en contra del centralismo estatal, la cúpula “autonomista” se disputa con el gobierno sus atribuciones del manejo político, económico y social de estos cuatro departamentos para ser dirigidos por sus actuales prefectos.

Por el otro lado tenemos al Movimiento al Socialismo, por Evo Morales, que aplica una política demagógica ofreciendo al pueblo la recuperación de los recursos naturales, la expulsión de las transnacionales y la monopolización de la industria nacional. Mientras negocia con las transnacionales para comprarles las acciones de las empresas privatizadas, con el discurso de que “quiere socios y no patrones”, defiende la inversión extranjera en nuestro país, sólo limitando en parte los privilegios que poseen las transnacionales, con el aumento de impuestos.

Mientras los campesinos pobres exigen dotación de tierras, el actual gobierno no toca la propiedad de los latifundistas, no desarma los grupos armados de estos terratenientes y se queda en el simple discurso “de acabar con el latifundio”, sin embargo la explotación semifeudal oprime a los campesinos.

El MAS sólo busca resucitar el viejo capitalismo de Estado, la “refundación” de Yacimientos Petrolíferos Fiscales Bolivianos (YPFB), Empresa Nacional de Telecomunicaciones (ENTEL). La aplicación de medidas asistencialistas como son los bonos Juancito Pinto dirigido a los alumnos de primaria y la Renta Dignidad dirigida a los mayores de 60 años, lo único que hacen es atenuar el hambre y la miseria que tiene el pueblo boliviano.

El actual gobierno con la aplicación de estas reformas solamente busca “humanizar” el capitalismo salvaje que el modelo neoliberal había impuesto. No menciona nada sobre la eliminación de la explotación capitalista del trabajo asalariado, que es la esencia de este sistema burgués. Por consiguiente el MAS levanta el programa de la burguesía burocrática y no es parte del pueblo.

Estas dos facciones burguesas, la primera encabezada por los terratenientes y burgueses compradores y la segunda, la burguesía burocrática representada por el MAS están en pugna por imponer su modelo económico, desde los inicios de la gestión gubernamental y han atravesado por momentos críticos como la Asamblea Constituyente, enfrentamientos en el Congreso, la disputa y cooptación de direcciones sindicales y Comités Cívicos, el cerco a la Prefectura de Cochabamba en enero del 2007 y la aprobación de los Estatutos Autonómicos vía referéndum en cuatro departamentos controlados por la burguesía compradora y terrateniente este año.

Ambas facciones están utilizando al pueblo y enfrentándolo entre si, para defender sus intereses de clase y buscar condiciones para negociar posteriormente. Parte de esta pugna para obtener mejores condiciones de negociación es el Referéndum revocatorio impulsado por la burguesía burocrática, no otra cosa demuestra la suspensión de las “charlas de negociación" organizadas por el Estado hasta después del Referéndum revocatorio, mientras le venden la falsa idea al pueblo que luego del mismo se resolverán los problemas por los cuales atraviesa.

Ante esta situación es necesario que las personas honestas del pueblo defiendan, sus intereses de clase y se organicen, así como lo vienen haciendo los sectores que tratan de construir una alternativa revolucionaria, bajo un proyecto independiente, que no este vinculado a ninguna de estas facciones en pugna, sino que busque un camino revolucionario que nos libere de la opresión capitalista e imperialista. Para ello es necesario construir la vanguardia revolucionaria de nuevo tipo, que pueda organizar y dirigir al pueblo para construir una sociedad sin explotados ni explotadores.




Frente Estudiantil Revolucionario – Bolivia

Julio de 2008

miércoles, 23 de julio de 2008

LAS TAREAS DE LOS ESTUDIANTES REVOLUCIONARIOS


A continuación reproducimos en documento publicado en el periódico Nueva Democracia de Chile Nº 17 correspondiente al mes de Junio de 2008. los interesados pueden visitar su pagina en la web: http://www.nuevademocracia.urc.cl
________________________________________________________________
ND17 - Junio 2008

En la construcción de un movimiento estudiantil revolucionario, popular y anti-imperialista

Las tareas de los estudiantes revolucionarios


Una vez más los estudiantes, secundarios y universitarios, impulsan la creciente ola de protestas populares con multitudinarias y decididas movilizaciones. Su decisión de lucha fortalece la protesta popular que han venido desarrollando paralelamente los deudores habitacionales, los trabajadores pesqueros, los salmoneros, forestales, los subcontratistas mineros, trabajadores de la salud, profesores, etc.


El conjunto de demandas democráticas que han levantado los estudiantes puede resumirse en una sola: asegurar el acceso a la educación para las grandes masas populares sin que esto signifique empobrecer aún más a las familias. Este es el sentido de requerir un pase escolar gratuito y sin restricción horario, de requerir el fin a pruebas discriminatorias como la PSU, el fin de las leyes que permiten a la burguesía lucrar con el derecho del pueblo a la educación, etc.


Todas estas demandas son compartidas por las grandes masas populares, tal como lo demostró el apoyo popular a los paros y tomas estudiantiles del 2006. En este sentido, las demandas de los estudiantes toman un marcado carácter de clase, pues oponen los intereses de la mayoría del pueblo a los intereses de la gran burguesía y el imperialismo, oponiéndose a sus leyes y políticas educacionales que perpetúan las diferencias de clase entregando una educación mediocre para la mayoría de la población y una educación de excelencia para los hijos de los grandes explotadores.


En efecto, la exigencia de un pase escolar gratuito atenta contra los intereses de los monopolios del transporte; exigir el fin al lucro en educación y el regreso a una administración estatal centralizada significa oponerse a las políticas educacionales impulsadas por el Banco Mundial y el Fondo monetario Internacional en toda Latinoamérica y el resto de los países sometidos por el imperialismo norteamericano.


No son pocos los estudiantes que, concientes de estas implicancias de sus demandas, han venido señalando que las luchas estudiantiles, tarde o temprano, terminarán por fundirse con el movimiento del proletariado chileno. Esto es inevitable, pues sus intereses son comunes y los enemigos últimos que deben enfrentar son los mismos: ni las demandas estudiantiles ni las reivindicaciones del proletariado podrán ser completamente resueltas mientras la burguesía conserve el poder político y tenga en sus manos todo el aparato del estado para defender sus propios intereses de clase. Sólo democratizando la política -esto es, poniéndola al servicio las grandes mayorías- se podrá democratizar la economía y, con ambas, democratizar la educación. En pocas palabras, ninguna de las demandas democráticas del proletariado ni de los estudiantes será completamente realizable y sostenible en el tiempo sin la conquista revolucionaria del poder para el proletariado, sin una revolución democrática popular como primer paso hacia el socialismo y el comunismo.


De este modo, si los estudiantes que hoy levantan las protestas estudiantiles desean proseguir consecuentemente su lucha por una educación al servicio del pueblo, necesariamente deberán desechar la ilusión que bajo este estado se puede alcanzar una educación democrática y darse a la tarea de desarrollar el contenido antiimperialista y revolucionario que anida en el actual movimiento de protesta estudiantil hasta transformarlo en un movimiento estudiantil revolucionario.


Los estudiantes más decididos, honestos y que han desarrollado su conciencia de clase hasta el punto de comprender la necesidad de la revolución democrática-popular deberán actuar en consecuencia con ello, y convertirse en activistas revolucionarios, esforzándose por encontrar el camino para transformar el actual movimiento estudiantil en un movimiento estudiantil revolucionario.


Los activistas revolucionarios, como señalara Lenin, deben orientar su trabajo hacia dos grupos de tareas: las tareas de la lucha política revolucionaria y las tareas de la lucha reivindicativa. Para los activistas estudiantiles revolucionarios esto significa orientar su trabajo práctico hacia dos grandes grupos de tareas: 1) las tareas por la organización revolucionaria de los estudiantes (por preparar las condiciones para avanzar junto a las masas populares en impulsar la lucha de clases por la conquista del poder); y 2) las tareas propias de la lucha reivindicativa en torno a las demandas actuales de los estudiantes (por reformas educacionales, mejoras en el financiamiento, en infraestructura, por un pase escolar gratuito, etc.). Estos dos grupos de tareas están indisolublemente ligadas, y ninguna puede dejarse de lado.


Las tareas de la lucha revolucionaria


Convertirse en activista revolucionario significa impulsar concientemente la lucha de clases hacia la lucha revolucionaria por la conquista del poder. Convertirse en activista estudiantil revolucionario significa impulsar las luchas estudiantiles en defensa de los intereses de clase del proletariado y el pueblo en perspectiva de la guerra popular: la lucha revolucionaria por la conquista del poder.


En su labor práctica, los activistas estudiantiles revolucionarios deberán hacer propaganda de la necesidad de la revolución, explicar entre los estudiantes en qué consiste el actual sistema económico-social, exponer los fundamentos del capitalismo burocrático en Chile y su desarrollo, develar la existencia de clases sociales y la lucha de clases, el papel del estado, sus instituciones y su relación con la gran burguesía y el imperialismo, generando la conciencia de que los beneficios para las masas populares nunca se dan por generosidad de los gobernantes, sino que deben ser arrebatados por medio de luchas.


En este mismo grupo de tareas se encuentra el desarrollar entre los estudiantes la conciencia de que las luchas estudiantiles son parte de las luchas del proletariado y el pueblo, explicando el rol histórico del proletariado, los aciertos y fracasos de los movimientos revolucionarios en el mundo, la necesidad de un partido revolucionario y dar la lucha ideológica contra el reformismo, el revisionismo y el oportunismo en todas sus expresiones, en defensa de la ideología científica del proletariado: el marxismo-leninismo-maoísmo.


Las tareas de la lucha reivindicativa


Las tareas de la lucha reivindicativa de los estudiantes incluyen la agitación en torno a los problemas coyunturales que los afectan, la que pasa naturalmente a primer plano en el momento actual, dado el nivel de desarrollo de las masas. La agitación entre los estudiantes consiste en que cada activista revolucionario participe en las manifestaciones estudiantiles, en la confrontación entre estudiantes y las autoridades del gobierno que intentan frenar el movimiento, en las luchas motivadas por carencias en infraestructura, en calidad docente, en reformas educacionales, en la denuncia al endeudamiento que significa para las familias populares la educación de sus hijos, etc. Los activistas revolucionarios deberán aprender a orientarse en estos problemas, a dirigir la atención hacia los abusos más importantes y a formular en forma más exacta y prácticamente las reivindicaciones.


Al hacer agitación entre los estudiantes, tomando como base para ella las reivindicaciones inmediatas, los activistas deben también aprender a relacionarla con la condición de semicolonia de nuestro país, con la sumisión a los dictámenes del capital financiero nacional e internacional, la explotación que esto conlleva sobre el proletariado y el pueblo y la propia que sufrirán los actuales estudiantes como futuros trabajadores asalariados o como pequeños productores y comerciantes, relacionarla con el servilismo de las autoridades a los dictámenes del imperialismo, con la represión al movimiento estudiantil, con las represalias a los estudiantes más activos, etc.
En todo ámbito, la propaganda de las ideas revolucionarias (orientada a la lucha política) y la agitación orientada a la lucha reivindicativa están íntimamente ligadas entre sí. Los teóricos marxistas y la práctica han demostrado que una y otra son igualmente indispensables para el desarrollo de la conciencia de clase del proletariado y el pueblo, y esto es igualmente válido para las demandas estudiantiles.


Todas estas tareas, desarrolladas sistemáticamente y en forma creciente por los activistas estudiantiles revolucionarios, lograrán despertar la conciencia de los estudiantes, organizarlos, probar sus fuerzas en los problemas y necesidades inmediatas, lograr concesiones parciales y estar en condiciones de defender las conquistas.


Las lecciones de las movilizaciones estudiantiles de 2006 mostraron el potencial de las luchas reivindicativas de los estudiantes desde el punto de vista revolucionario. Con poca organización y pocas herramientas de coordinación se logró impulsar el movimiento estudiantil más numeroso en la historia del país. Donde no se sabía organizar un paro se aprendió a hacerlo; donde nunca se había organizado una toma se hizo por primera vez. Los resultados de esta grandiosa movilización no se verán completamente sino en el mediano plazo, a medida que se amplíen las tradiciones de lucha y se desarrolle su potencial revolucionario.


El movimiento estudiantil puede transformarse, de esta forma, también en una escuela de organización, desde donde los jóvenes más activos pueden desarrollar sus capacidades como agitadores, propagandistas y organizadores para, un vez terminado su período estudiantil, impulsar también la lucha revolucionaria desde sus lugares de trabajo, poblaciones, gremios, etc.