martes, 17 de julio de 2007

SOBRE EL INDIGENISMO E INDIANISMO

“Llamamos problema indígena a la ex­plotación feudal de los nativos en la gran propiedad agraria. El indio, en el 90 por ciento de los casos, no es un proletario sino un siervo. El capitalismo, como sis­tema económico y político, se manifiesta incapaz, en América Latina, de edificación de una economía emancipada de las taras feudales. El prejuicio de la inferioridad de la raza indígena, le consiente una explota­ción máxima de los trabajos de esta raza; y no está dispuesto a renunciar a esta ven­taja, de la que tantos provechos obtiene.”
José Carlos Mariátegui
El Frente Estudiantil Revolucionario (FER) es una organización de estudiantes que adopta los principios de la educación popular, fiscal, gratuita, antiimperialista y democrática. Creemos que la educación debe ser consecuente con el objetivo de servir al pueblo, desarrollar la lucha de clases, haciendo frente a las líneas políticas liberales y burocráticas que refuerzan los sistemas de dominación y opresión existentes. A diferencia de los intelectuales burgueses que se esconden bajo la careta de “academicismo” consideramos que la ciencia y el conocimiento siempre toman partido, tienen un sello de clase, por lo tanto el nuestro es al servicio del pueblo y las clases explotadas.Por eso nos proponemos promover el debate y la lucha ideológica en el ámbito estudiantil, pues hemos visto que el capitalismo y las ideologías liberales que lo sustentan reproduciendo el individualismo en la juventud y el pueblo, han cobrado espacios importantes dentro de los estudiantes.Asimismo, esto ha provocado una supuesta “apolitización” que no es otra cosa que la ideología liberal. Por otro lado, existen grupos de estudiantes “de izquierda”, “indigenistas”, entre otros, que discursan a favor del pueblo, pero su práctica muestra la podredumbre del revisionismo y reformismo imperantes.La lucha política que procuramos tiene el propósito de construir una línea de clase al interior del movimiento estudiantil, sólo así la educación podrá cumplir el papel que requiere el movimiento popular en general, desarrollar la cultura y la ciencia a favor de los oprimidos y en contra de los opresores.El debate ideológico que nos proponemos parte por sistematizar algunas de las corrientes ideológicas que se han desarrollado en nuestro medio, mostrando sus principales concepciones y la forma en que han operado.
¡¡¡POR UNA LÍNEA DE CLASE EN EL MOVIMIENTO ESTUDIANTIL!!!
INDIGENISMO E INDIANISMO El indigenismo es una corriente ideológica desarrollada en el siglo XX y que en América Latina asienta sus principales exponentes en México, Perú y Bolivia. Se la puede entender como una ideología propia de la intelectualidad mestiza que propugna por la construcción nacional con la “integración” de las enormes masas indígenas a la custodia del Estado burgués.
El indigenismo como movimiento intelectual intentaba valorizar al extremo la “cultura indígena” precolonial, pero al mismo tiempo ignoraba e intentaba negar a los indígenas existentes. Es decir intentaba darle a la nación el mito de un indígena lejano, pero no hacía nada por cambiar las condiciones socioeconómicas de los indígenas, pobres y marginados.
En Bolivia los que asumen esta posición son personajes conocidos y que incluso son íconos de la historia y cultura dominantes. Alcides Arguedas y Franz Tamayo, por citar algunos nombres, ambos funcionarios estatales y terratenientes. En todas las escuelas y colegios es obligatoria la lectura de la descripción que hace Arguedas de la “raza de bronce” o de la “pedagogía” que Tamayo dice se debe usar para que los indios dejen de ser salvajes y alcohólicos, y sean como él: mestizos.
Al llegar 1952, los ‘indígenas’ gracias a la corriente indigenista, sólo consiguieron una Reforma Agraria, que favoreció a terratenientes, que les robó tierras y que los hizo más pobres; un ‘voto universal’ los condenó a ser una masa votante prebendalizada y una educación que los negó como seres sociales e históricos, que los convirtió en la imagen ‘folklórica’ del país; y les muestra únicamente el ideal del mestizaje y de conquistar sus reivindicaciones, suplicando prerrogativas, según las leyes del Estado burgués.
En ese contexto surge el indianismo de Fausto Reinaga, que le reclama al indigenismo su deseo de “asimilar” al indio y propone el indianismo como el indio y su revolución, además se manifiesta en contra de la tipificación de ‘indígena’ y principalmente desarrolla su teoría identificando el problema nacional como un problema de razas. Para él, la contradicción principal no es la lucha de clases, sino la ‘lucha de razas’, la oposición del indio y del occidente.
Algo predominante en Reinaga es que se concentra mucho en la cuestión biológica de la raza, aunque por otra parte la influencia marxista que en algún momento reconoció tener, se deforma del todo, eso demuestra al terminar su tesis india exclamando: ¡Indios de todos los países, uníos!; lo que al final le lleva a un racismo visceral basado en una religiosidad indígena, con ninguna posibilidad práctica.
Pero Reinaga si bien muestra radicalidad y contundencia, no logra captar muchos adeptos a su corriente y más bien quienes adoptan el indianismo lo hacen para alimentar la retórica indigenista en pro de asimilarse al Estado.
De esta manera en los 70s se da otro movimiento intelectual, el katarismo que en parte recoge el radicalismo de Reinaga, pero también al asumir el rol sindical que el Estado le otorga, se torna indigenista por la negociación permanente en la política estatal.
Esta etapa sindicalista hace que el indigenismo y el indianismo como corrientes ideológicas pugnen entre sí en algunos casos; pero de alguna forma también se vayan fusionando hacía una sola línea política de asimilación estatal y hacia una retórica indigenista que recurre a un pasado indígena emblemático para legitimarse en cada vez más instancias nacionales e internacionales.
Justamente en los 80s, una de las políticas neoliberales más importantes para mantener sino silenciadas, ‘controladas’ a las masas indígenas en todo el mundo es el Convenio 169 de la OIT sobre pueblos indígenas y tribales que se ratifica una y otra vez, y es preocupación permanente del Banco Mundial, las Naciones Unidas y los demás organismos del imperialismo yanqui.
En este Convenio se ‘oficializa’ la retórica indígena y sirve de sustento a la corriente “originaria” que se desarrolla actualmente en Bolivia. Lo ‘originario’ como una concepción metafísica y ahistórica, que señalaría que existe una relación inmanente de los indígenas con el medio ambiente, que por ellos no pasó la historia y que son hoy lo que fueron hace cientos de años. A esta retórica del “eterno originario” se pliegan otro tipo de concepciones como la ‘interculturalidad’ y el ‘pliri-multi’, que hablan de la relación de estos indígenas ahistóricos con el resto del mundo, con quienes ‘cohabitan” y quienes “aceptan su diversidad”.
En esta corriente tal vez con algunas variaciones discursivas, se encuentran Felipe Quispe y el mismo Evo Morales, que embanderan la reivindicación de los “pueblos indígenas” y llaman “hermano” a indígenas, no indígenas, funcionarios de ONGs, extranjeros, yanquis, capitalistas, terratenientes y a todos quienes quieran hacer “interculturalidad” con ellos.
Y olvidando que el problema indígena en Bolivia como en América Latina, no es un problema de identidades, insisten en ‘diálogos’ y ‘concertaciones’ donde los agentes del imperialismo, llamados “líderes locales” con la presencia de indios forzados a folklorizarse complacen a las Naciones Unidas; niegan que el problema indígena es un problema de pobreza, trabajo y tierra.
Lo cierto es que ni las reformas del 52, ni el implantamiento de las políticas neoliberales han liquidado la feudalidad en Bolivia, ni las relaciones de servilismo que reproducen el racismo, pero principalmente la pobreza de millones de indígenas.
La producción de discursos, la asimilación del indigenismo por el Estado y por el imperialismo principalmente yanqui, lo único que han hecho es perfeccionar las formas de opresión sobre las masas indígenas y sobre su trabajo campesino. No se ha tocado y más bien se ha defendido la propiedad terrateniente, en desmedro del miserable trabajo agrícola de los pequeños productores.
Los indígenas campesinos que trabajan de sol a sol, están lejos de los convenios con la ONU u otros organismos, ellos en su memoria sólo tienen las largas jornadas de lucha diaria con su tierra. El retraso de los indígenas, no es porque sean aymaras, quechuas o guaraníes, es porque la medicina, la educación y el desarrollo mismo, tienen un carácter de clase y ellos como parte de las clases explotadas, no han tenido derecho a la atención médica, a la educación gratuita y democrática, a la luz eléctrica, al alcantarillado y otros.
A los indigenistas actuales, tan lejanos de la vida campesina, se les olvidó que el aguayo, el chicote, el poncho, el reboso de oveja, el lluch’u no son decoración, son producto de la necesidad de abrigo y trabajo de una clase explotada por el feudalismo y el capitalismo.
Junio, 2007
Frente Estudiantil Revolucionario
Bolivia

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