
Hemos recibido el mensaje de compañeros estudiantes de la Universidad Mayor de San Marcos de Lima - Perú, sobre los hechos acaecidos, hace 16 años, en la localidad de San Gabriel situada en la zona sur de Lima. Por la importancia de la denuncia lo hacemos de conocimiento a la opinion publica nacional e internacional.
¡Sólo el pueblo juzga y sanciona a los genocidas!
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ACERCA DE LO OCURRIDO CON NUESTROS COMPAÑEROS EN SAN GABRIEL
“...Quien sabrá el lugar dónde yace mi hermano, quien sabrá, quien sabrá,
tal vez en un arenal, tal vez en un aguajal, o en una fosa común,
pero aquí en mi pecho está, luchando por los demás,
luchando por los humildes, en el corazón del pueblo...”
(Canto “A los desaparecidos”)
I.- ¿Qué pasó un 19 de Junio de 1991 en San Gabriel?
El 19 de junio de 1991, en el AAHH San Gabriel Alto (Villa María del Triunfo), distrito del cono sur de Lima, más de cien estudiantes de las distintas facultades de la Universidad Nacional Mayor de San Marcos se congregaron allí para realizar una movilización, la cual perseguía los siguientes objetivos:
a) Denunciar y desenmascarar la impunidad perpetrada por el Estado peruano en el caso del genocidio de los penales en el año 86;
b) Solidarizarse con la lucha emprendida por los pobladores de San Gabriel en lo concerniente a la adquisición de servicios básicos como luz, agua y desagüe, servicios tan carentes por muchos AAHH hoy en día y ;
c) Protestar y denunciar el atropello cometido por las Fuerzas Armadas del Estado al intervenir la Universidad de San Marcos en mayo de ese mismo año.
La movilización fue acordada a iniciar a las 11am. No habrían pasado diez minutos desde que comenzó, cuando apareció el primer patrullero policial, al mismo tiempo llegó un portatropas con una gran cantidad de policías armados los que iniciaron el tiroteo, cerrando también la salida del lugar ( San Gabriel Alto está ubicado entre los cerros, sólo una avenida, José Carlos Mariátegui, conecta dicha barriada con San Juan de Miraflores); llegó después una tanqueta del ejército cuyos soldados disparaban a todo el corría; dispersada la movilización, los estudiantes, al ver dicho ataque comenzaron a huir; la mayoría de ellos huyeron por las zonas aledañas al lugar (los cerros de San Gabriel Alto o la urbanización. Villa Limatambo) ,algunos trepaban por los cerros en su afán de bordearlo, pero helicópteros de la policía lo impedían disparando a matar a los estudiantes; las balas llovieron por todos lados ; las tropas del ejército emprendieron una furibunda represión; la población asustada estaba escondida en sus casas; los estudiantes ( cuyas edades fluctuaban entre los 17 y 25 años), corrían buscando refugio, algunos lograban ingresar a las chocitas siendo ocultados por los mismos pobladores haciéndose pasar por sus familiares, así algunos salvaron sus vidas; los que no lograban ocultarse caían heridos por las balas del ejército, mientras que los estudiantes muertos comenzaban a contarse .
El primer caído fue Rafael Avelino Larios Verástegui. Larios era estudiante de la escuela de Sociología de nuestra universidad; cayó muerto cerca del mercado de la zona, atravesado por una bala de FAL en la pierna izquierda. Sobre su muerte se tiene como testimonio:
“...los carros iban y venían pero sin mucha fluidez, en esos momentos a 400 metros del lugar sobre el mercadito del cerro comienza una movilización de pobladores y estudiantes que rendían homenaje a sus parientes y amigos caídos en los penales de 1986 y a la vez reclamaban agua, luz y vivienda digna. En esos momentos aparece por la curva un patrullero con 3 efectivos y un portatropas lleno con efectivos encapuchados con pasamontañas, todos armados con fusiles; el patrullero avanzó, dobló la curva y bajaron comenzando a disparar contra la movilización y los muchachos que colocaban sus banderas. En ese momento vi a Rafael salir del mercado en actitud desafiante y se interpuso entre la movilización y el patrullero, queriendo impedir que los genocidas continúen disparando sobre las masas. Las balas asesinas atravesaron su cuerpo, como si las balas pasasen de largo, sin tocarlo siquiera, pero no pudo sostenerse más: cayó sobre la pista, como queriendo impedir con su cuerpo que los asesinos continúen avanzando. Dio su vida para preservar a quienes se movilizaban en busca de alcanzar sus derechos”
(Testimonio, estudiante actualmente detenido en el penal Castro-Castro)
Oficialmente se habló de siete los fallecidos, pero testimonios de los pobladores y del padre del mismo estudiante Larios (afirmó haber visto más de 20 cadáveres en la morgue), indicaron que eran mucho más. Muchos estudiantes cayeron mientras trepaban los cerros, por las ráfagas que les disparaban desde el helicóptero, otros mientras corrían por las calles del lugar. Toda la zona de San Gabriel estaba cercada por las porta tropas de policías y tanques del ejercito. Cerca de dos horas duro esta matanza. Aquel día se perpetró un GENOCIDIO. Fue el operativo “antiterrorista” más sanguinario y cruel aplicado por el Estado peruano en Lima Metropolitana, dentro del contexto de la guerra interna, contra estudiantes desarmados. En esta masacre intervinieron fuerzas represivas especializadas como la Unidad de “Águilas Negras”, el “Escuadrón de Emergencia”, la DINCOTE, a más de efectivos del ejército. Un total de 300 policías y 200 soldados, los cuales conformaban el “Grupo de Intervención Rápida” (GIR) - ente que dependía de un “Comando Operativo Contra subversivo de carácter permanente y a nivel nacional” -participaron en este operativo, según versión oficial, aunque algunos medios informativos como el programa “Contrapunto” de canal 2 hacían ver mucho más, no obstante haber justificado este genocidio. Ese día en San Gabriel, ese grupo contra subversivo (GIR) tuvo su “bautizo de fuego”.
En medio de la balacera, los militares comenzaron a registrar casa por casa para ver si encontraban a los supuestos “terroristas”. Así, muchos estudiantes fueron sacados a la fuerza de las casas donde estaban ocultados, algunos de ellos fueron ultimados en el acto una vez muertos, según testigos, los militares les ponían propaganda subversiva en las mochilas o granadas de guerra a la altura del cinturón para hacer creer que estaban armados, es decir les “sembraban” pruebas incriminatorias, otros fueron detenidos; uno de ellos se había subido a un microbús: José Luis Córdoba Pérez (25), estudiante de Química de nuestra universidad, él fue perseguido por la policía y muerto junto con dos pasajeros, previa balacera dentro del carro. Sobre este asesinato:
…miré a mí alrededor: calles, avenidas, esquinas, todas estaban atestadas de policías que a cada instante maldecían, insultaban, carajeaban a todo el mundo como si fueran dueño del país. Entonces seguí caminado y al llegar a un paradero subí al primer microbús que llegó, era de color celeste y blanco (la antigua línea 108), al momento de los hechos había entre 15 a 20 personas sentadas entre hombres, mujeres y niños)…Iba en uno de los asientos, existía mucha calma y reinaba el silencio dentro del microbús, pero a los pocos minutos se escucharon gritos que por el ruido del carro no se entendían que decían, luego los gritos eran más fuertes y de repente se oye decir: ¡Carajo, detengan ese carro! Fue en ese instante que empezaron a sonar algunos disparos que poco a poco se fueron convirtiendo en ráfagas de metralleta rompiendo todas las lunas del microbús, penetrando por ambos laterales; todos los pasajeros nos arrojamos al piso y nos cubrimos la cabeza con las manos para evitar que nos alcanzara una bala asesina. Prosiguieron los disparos rozando nuestros cuerpos, rebotando en los asientos y agujereando el techo del carro. Sin esperar más les reclamamos y pedimos a la policía que dejaran de disparar, pero sin importarles siquiera que el carro se encontraran algunas señoras y niños, en vez de parar, intensificaron los disparos, hiriendo a un pasajero de los primeros asientos que empezó a desangrare. Siguieron los disparos y justo a unos metros cerca de mí hirieron de muerte a otro pasajero. Fue un vil crimen, no hubo razón alguna para que dispararan contra el carro, por tanto denuncio y desmiento que las fuerzas armadas en complicidad con la prensa dijeran que “del carro los subversivos estaban disparado” contra ellos y que “las fuerzas del orden solamente estaban respondiendo”. Ese argumento era una farsa y un invento para justificar su execrable matanza y el asesinato contra dos personas…posteriormente fueron cuando los disparos y al poco rato todo era silencio, los policías genocidas con sus fusiles en la mano llegaban desesperados, vociferando, insultando a todo el mundo, cual perros rabiosos subieron al carro por las dos puertas gritando: “¿Bajenlos a todos, revísenles toda su ropa y quítenles sus cosas!”, al instante nos empujaron al suelo y con insania nos empezaron a golpear uno por uno jalándonos por el suelo, lanzándonos patadas, culatazos en la espalda, etc. Y simultáneamente bajaron a dos personas que habían muerto, uno de ellos era José Córdoba Pérez, y envolviéndolas como cualquier cosas, las cubrieron con frazadas de color oscuro, tirándolas como paquetes a la camioneta 4x4 de los policías.”
Por todo ese día nadie podía salir de aquella zona sin identificación; la Av. José Carlos Mariátegui, que como dijimos, une San Gabriel con San Juan de Miraflores estaba cerrada por la policía. Según versión oficial se cuentan entre 7 los fallecidos (pero lo real es que hubieron mucho más), 16 desaparecidos, 51 detenidos, muchos de ellos hasta el día de hoy, otros tantos exiliados, sin duda un horrendo crimen que quedó en el olvido y en la indiferencia.
Entre nuestros compañeros fallecidos, de algunos que la prensa dio información y cuyas necropsias presentan claros indicios de ser rematados a cercana distancia, se cuentan los siguientes:
-Miriam Gladis Loayza Bedón (23) (Psicología)
-Rafael Avelino Larios Verástegui (27) (Sociología)
-Dante David Serrano Bocanegra (20) (Economía)
-Fernando Jáuregui García (25) (Economía)
-Benedicto Comeca Chuquipul (22) (Derecho)
-Javier Prado Gómez (24) (Ingeniería)
-José Luis Córdoba Pérez (25) (Química)
Para comprender en toda su magnitud este luctuoso hecho, debemos preguntarnos, ¿cuál era la situación del país en aquel momento?, ¿Por qué se consumó este genocidio? ¿Quién lo ordenó?, ¿Porqué se dio esta movilización?, ¡Qué buscaban los estudiantes movilizándose?, ¿Qué pasaba en San Marcos en aquel momento?
II.- Contexto Nacional
Vivíamos en Junio de 1991. Situación política, gobierno encabezado por Alberto Fujimori , en crisis tremenda, pugna con el parlamento por implantar el neoliberalismo, modelo económico devastador, que no es sino el reimpulso del capitalismo burocrático (capitalismo que impone el imperialismo en naciones oprimidas como la nuestra), que buscará favorecer a los intereses del capital transnacional y a los de la gran burguesía. Reestructuración del Estado peruano, adaptación de éste a las nuevas necesidades que el Imperialismo principalmente Yanqui demandaba; instituciones estatales carcomidas por la corrupción y la burocracia, no era posible rehacer este Estado en inminente destrucción; concentración del poder del Estado en manos de las FFAA para aniquilar la guerra que el Partido Comunista del Perú (conocido como “sendero luminoso”) y vastos sectores de la población iban librando. En lo económico, reformas estructurales aplicadas por el Ministro de Economía Carlos Boloña Bher, el cual implicaba la privatización de todas las empresas públicas con el consiguiente despido masivo de trabajadores, la baja y congelación de los salarios, la eliminación de todo derecho laboral conseguido por los trabajadores en años de lucha, la liberalización del campo y la desprotección de la agricultura, la destrucción de la industria y la producción nacional, etc. Este era el “nuevo“orden de cosas que el gobierno iba imponiendo. Décadas de lucha por conquistar derechos había logrado el pueblo peruano a costa de su propia sangre y este gobierno, a punta de balas y tanques, lo estaba eliminando. A la pobreza ya existente en el pueblo peruano debido a la agobiante inflación que el gobierno anterior había dejado, se sumaba ahora los continuos paquetazos y “shocks” hambreadores de este gobierno. La pobreza y extrema pobreza aumentó en esos años a niveles alarmantes.
¿Cuál era la situación del movimiento popular en aquel tiempo?¿Como reaccionaba este frente a las funestas reformas que el Imperialismo Yanqui, vía el gobierno de Fujmori iba aplicando?
Nuestro pueblo peruano desde décadas atrás venía mostrando fuerzas de lucha indesmallables frente a la brutal explotación de los gobiernos anteriores. El ascenso de la lucha de las masas se tornaba así cada vez más cruento. La década del 70 mostró el ascenso del proletariado y el campesinado como las fuerzas principales de la lucha de clases. El inicio de la lucha armada en mayo de 1980 implicó un salto en la lucha de las masas, principalmente del campesinado; la destrucción del Estado y la construcción de nuevas formas de poder se estaba realizando (Comités Populares); pese a las campañas de genocidio y aniquilamiento que las FFAA del Estado emprendían contra la guerra; ésta se había incrementado incesantemente a fines de los ochenta. Más aún, la agobiante pobreza, la injusticia y la explotación maduraban más las condiciones para la incorporación de amplios sectores del pueblo a la subversión. Pese a las duras condiciones materiales por la que atravesaba el pueblo peruano, la rebelión avanzaba y su accionar se extendió por todo el país. Tal era el estado de cosas, que el Estado se sentía impotente para restaurar su orden; l Las llamadas “zonas liberadas” comenzaban a expresarse en diversos rincones del país, la dura situación obligaba al Estado, vía sus fuerzas armadas en los primeros años de los 90 a intensificar sus operaciones de genocidio y arrasamiento de pueblos. Enfrentamientos diversos se sucedían en todo el país: muertos, heridos, detenidos se contaban en cantidades, todo ello era expresión de la aguda lucha que se venía librando. En Lima la situación era difícil: marchas, paros armados, huelgas de trabajadores expresaban el rechazo profundo y el odio de clase a la gran burguesía a cuyos intereses ese gobierno defendía lo más descaradamente. No pocos enfrentamientos armados se sucedieron en Lima como producto de las luchas sociales. Mientras muchos sectores vacilantes con la izquierda y lideres de la llamada Izquierda Unida se aunaban abiertamente a la gran burguesía para defender el sistema y clamaban por la famosa “pacificación” (que no era sino la aplicación desenfrenada de genocidios y destrucción de toda forma de organización popular), dirigido por el Estado y el Imperialismo ; vastos sectores del pueblo, las masas obreras, campesinos, estudiantes, luchaban incesantemente y se incorporaban más a la subversión por la destrucción del Estado y la implantación de uno nuevo.
III.-San Marcos: El movimiento estudiantil en intensa lucha
¿Qué ocurría en San Marcos en aquel contexto? ¿De qué forma se expresaba la lucha de clases y como se manifestaba en el movimiento estudiantil? Debemos comprender que el proceso de lucha de clases que se daba en San Marcos era un reflejo de las luchas que ocurrían en el país. Desde las décadas del 60 y 70, el ascenso de las luchas populares, principalmente del proletariado y del campesinado pobre, imprimían un aire renovador en toda la sociedad. Las consignas “cambio social”, “transformación”, “revolución” estaban a la orden del día. Incluso vastos sectores de las clases medias pauperizadas por la crisis económica, hacían suyas estas banderas. Era una opinión compartida de que el sistema no daba para más y que el socialismo era la alternativa objetiva ante tal estado de cosas. En la Universidad y especialmente en San Marcos se reflejó ello. La mayor democratización en el acceso a San Marcos que se dio en los 60 y 70 le imprimió al movimiento estudiantil el carácter popular y comprometido con el desarrollo de las grandes mayorías. Por vez primera, San Marcos haría sus puertas a jóvenes provenientes de diversos sectores y clases sociales del país. El debate y la crítica se convirtieron en arma fundamental del quehacer sanmarquino. Las tendencias políticas de izquierda se hacían sentir en San Marcos con bastante fuerza. Así, el llamado Frente Estudiantil Revolucionario (FER) se convirtió en el espacio que congregaba a la mayoría de organizaciones y estudiantes revolucionarios. El estudiante expresaba así su rechazo a la injusticia y a la explotación que el capitalismo burocrático y la feudalidad azotaban a nuestra nación y cuyas consecuencias funestas las sufría el pueblo. Este proceso de lucha tornó incesante y agudo durante toda la década del 70 y en los 80 en pleno proceso de guerra – tornó más agudo todavía.
La agobiante crisis económica, la aplastante explotación tanto en el campo como en la ciudad, la pobreza, el hambre y la miseria de las masas; y así mismo la lucha denodada de ellas por sacudirse de la explotación con luchas armadas incluido, obligaban al estudiantado a tomar definiciones rápidas y contundentes. Las posiciones clasistas en San Marcos se hacían más grandes así como la influencia del oportunismo también; ello tornaba la lucha más aguda y enconada. Mientras el pueblo libraba grandes batallas, San Marcos no podía quedarse atrás. La situación del país obligaba a tomar posición indefectiblemente o por la revolución o por la reacción. Para fines de los 80 y comienzos de los 90 esta situación tornó más álgida aún. Mientras la subversión avanzaba por todo el país y el Estado se sentía impotente para aniquilarla, San Marcos expresaba la lucha ideológica más enconada. Prácticamente las posiciones clasistas predominaban en el seno del movimiento estudiantil. Las masas estudiantiles, en gran parte se orientaban a la revolución. El nivel político era bastante elevado. El gobierno de Fujimori, en aras de su estrategia antisubversiva digitada por el Imperialismo Yanqui, vio en las universidades y especialmente en San Marcos un “nido de terroristas”, y temerosos de que esa “influencia nociva”se extienda a toda la juventud se decide erradicarla por completo y se efectúa la intervención militar el 21 de mayo de 1991, intervención que significó un duro golpe en el movimiento estudiantil. En un primer momento el estudiantado expresó su rechazo profundo (inclusive se le llegó a votar a pedradas a Fujimori en una de sus “visitas” a San Marcos); la prensa al servicio de los grupos de poder lo presentó así: “Senderistas apedrean a Fujimori. Presidente reafirma que pintará y equipará universidades” (La República, 22 de mayo de 1991), las tropas del ejército, con el pretexto de borrar “Pintas y lemas subversivos” se quedó por nueve años en la Universidad, estos, en su plan de exterminio eliminaban poco a poco a los dirigentes estudiantiles, el Servicio de Inteligencia hacia lo propio también. Los medios de protesta y expresión del estudiantado se cerraban y eran silenciados por el fuego de las metrallas. Ello convertía a San Marcos en un campo de guerra.
Es en ese clima en donde los estudiantes deciden la movilización a San Gabriel en junio de 1991, como una de las tantas movilizaciones que el estudiantado sanmarquino realizaba a diversos lugares de la capital en solidaridad con las luchas populares presentes en el país. El rechazo a la intervención militar debía expresarse de diversas formas, el país debía saber que en San Marcos la situación era bastante aguda, pero que el estudiante no estaba dispuesto a ceder sus principios, así las FFAA vengan o cualquier otro ejército del Estado invada la universidad.
La impunidad del genocidio de los penales en 1986 fue el factor principal que originó la movilización; una forma más de impunidad. Ese crimen, que se esperaba el gobierno entrante lo investigaría y sancionaría a los culpables; lejos de ello protegió a los implicados, a las fuerzas armadas, especialmente al genocida García Pérez, quien le había dado una “manita” a Fujimori para que ganase las elecciones en 1990. Así mismo, el gobierno de Fujimori, continuó aplicando la política genocida a los niveles más extremos y descarados.
Esa situación generó tal indignación en el movimiento popular que para aquel día 19 de junio en diversos lugares, familiares de los caídos y pobladores estaban organizando diversas manifestaciones mostrando el rechazo a la impunidad y a la vez rindiendo homenaje a los caídos aquel día de 1986. En San Marcos también se esperaba igual manifestación, y más aún que en el genocidio de los penales en 1986, cayeron varios estudiantes sanmarquinos, de ahí la necesidad de la movilización como forma de expresión y protesta.
San Gabriel era un pueblo que a fuerza de coraje y tesón de sus moradores iba saliendo poco a poco adelante, la gran mayoría de los moradores eran provenientes de Ayacucho, desplazadas por la guerra que allí se estaba dando; los índices de pobreza en esa zona de Villa María eran alarmantes, mucha contaminación y enfermedades, poco a poco los cerros se iban poblando de chocitas con esteras, los servicios básicos como luz, agua y desagüe escaseaban, las necesidades básicas no eran resueltas, a tal estado de cosas que también se presentaban en otros AAHH de la capital, la masa estudiantil debía expresar su solidaridad y apoyo, esa capacidad crítica y espíritu comprometido con el clamor de las clases populares el estudiante de San Marcos lo había forjado al calor de sus luchas por décadas, comprendiendo que solo uniéndose al sector popular encontrará la respuesta a los problemas que aquejan a la universidad, ese espíritu lo mantenía con firmeza y resolución. De ahí la necesidad de la movilización. Y no solamente a San Gabriel. Aquel día el estudiantado realizó movilizaciones en diversos lugares de la capital como San Martín de Porres, Comas, San Juan de Lurigancho, etc. Los hechos luego demostrarán que lo que se cometió aquel día en San Gabriel fue un genocidio del Estado peruano, genocidio que era el único recurso que le quedaba a este Estado (en derrota ideológica y política) para contener el avance democrático y revolucionario del pueblo.
IV.-Conclusiones Preliminares
De lo acotado extraeremos algunas conclusiones preliminares que nos servirán de referencia para futuras investigaciones:
a).- Dentro del contexto de guerra interna y ante la necesidad de reimpulsar el capitalismo burocrático, la política del Estado peruano era aplicar el terror y el genocidio para eliminar todo foco de rebelión y de crítica frente al sistema.
b).- La universidad, como centro de discusión ideológica y producción de conocimientos científicos no escapaba al proceso de lucha de clases y de guerra existente en el país. De ahí la necesidad del Estado de aplicar toda su represión para cortar el espíritu crítico y despolitizar al estudiantado llegando al maltrato físico y hasta el asesinato de muchos estudiantes, docentes, y trabajadores de esa casa de estudios.
c).- Lo ocurrido en San Gabriel aquel día 19 de junio de 1991 fue uno de los tantos genocidios perpetrados por el Estado peruano y ejecutado por el ejército en coordinación con la policía y la comisaría de San Gabriel. Todo ello en el marco de su guerra antisubversiva de “baja intensidad”. Con ello se pretendió dar un escarmiento al supuesto “terrorismo” para que nunca más nadie vuelva a protestar frente al sistema.
d).- Según datos oficiales aquel día fallecieron 7 estudiantes, fueron 16 desaparecidos, 39 heridos de gravedad y 51 detenidos. Muchos detenidos- según testimonios de pobladores del lugar -estaban tirados boca abajo en la placita de San Gabriel y estaban siendo golpeados por los militares. Muchos de ellos continúan hasta hoy en prisiones. Testimonios también de familiares en la morgue aquel día y de pobladores indican que el número de fallecidos fue mucho más, llegando incluso a hablar de entre 20 y 30 los estudiantes muertos.
e).- El papel de los medios de comunicación al presentar este hecho fue de lo más vergonzante. “Matan a seis terroristas en combate” (La República, 20 de junio de 1991); “En enfrentamiento. Mueren 4 terroristas”. (Extra, 20 de junio de 1991). ”Usando helicópteros combaten a terroristas. Policía y Ejército dieron duro golpe a la subversión”. (Expreso, 20 de junio de 1991). Demostrando al servicio de qué intereses están los medios informativos, presentaron el hecho como un “combate” entre “Sendero” y las Fuerzas Armadas e incluso justificaron la acción vil y genocida de estas Fuerzas “del orden” en la matanza que se dio. Tal combate nunca se dio. Sino, ¿cuántos fueron los militares heridos o muertos aquel día?
F).- Los familiares de las víctimas han bregado denodadamente por esclarecer el hecho y buscar sanción a los culpables; sin embargo, sus esfuerzos han sido estériles; la dictadura que se implantó con el autogolpe del 5 de abril del 92 echó por tierra todo este esfuerzo, incluso mandó a prisión a muchos familiares que buscaron justicia como el caso del padre del estudiante muerto, el Dr. Agustín Larios Verastegui. Casi nadie de la llamada “sociedad civil” se pronunció frente a este crimen. La CVR brilló por su silencio.
g).- Pasados 15 años desde ese luctuoso día la verdad pugna por abrirse paso, creemos que la nuevas generaciones tienen el deber de rescatar del olvido todos estos hechos, más allá de las posiciones políticas que pudiesen existir, creemos que la verdad debe ser esclarecida y que los responsables de aquel crimen sean castigados, es lo menos que se puede hacer para resarcir el dolor de los familiares y del pueblo peruano que sufre cuando sus mejores hijos son sacrificados impunemente.
“…y con himnos volverán, las banderas desplegadas,
nuevos cantos, nuevas marchas,
de los que al morir avanzan,
…de los que al morir avanzan…”
¡NO A LA IMPUNIDAD DEL GENOCIDIO!
¡VIVAN LOS MÁRTIRES DE SAN GABRIEL!
¡CUANDO UN ESTUDIANTE MUERE, NUNCA MUERE!
¡VIVA EL MOVIMIENTO ESTUDIANTIL! ¡VIVA SAN MARCOS!
¡HONOR Y GLORIA AL PUEBLO DE SAN GABRIEL!
¡GLORIA A LOS HÉROES DEL PUEBLO!
Agosto 2006